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miércoles, 21 de diciembre de 2011

BRAINSTORMING GLOBAL: EL BUZÓN DE SUGERENCIAS A TODOS LOS NIVELES


"En un equipo, no todos pueden pretender tener la misma fama y prensa, pero todos pueden decir que son campeones."
Michael Jordan

Un error muy extendido entre los directivos de este país es considerar válidas únicamente las ideas que salen de trabajadores de su nivel jerárquico o de sus superiores. Es decir, lo que dicen los subordinados no vale. O si vale, nos quedamos con la idea, cambiamos lo básico para que no se reconozca a simple vista y la vendemos como nuestra. Y en ningún caso se lo reconocemos al autor original.

Esto, que así leído parece sacado de un manual de malas prácticas en el entorno laboral, sucede día tras día en la mayor parte de las empresas españolas. El halo de prepotencia que comentábamos el primer día en muchos casos nos ciega y nos impide ver más allá de la punta de nuestros zapatos.

Hace tiempo crucé palabras en pleno tajo con un oficial de 1ª de una importante constructora en una importante obra. Me llamó la atención la espectacular taladradora que usaba. 10 velocidades, 5 tipos de percutor, muy ligera…¡Tenía hasta puntero láser y aspirador recoge polvo! Parecía sacada de las obras de mismísima Estrella de la Muerte en Star Wars. Pero observando al brazo ejecutor, me di cuenta de que el rendimiento era pésimo. Me acerqué entonces para hablar con él y comentar el juguete. No voy a poner las palabras textuales de su opinión, por no herir sensibilidades. Al parecer le habían cambiado de máquina para aumentar el rendimiento, porque la obra corría prisa y había que trabajar más rápido. Se habían gastado un dineral en el artefacto en cuestión, pero el rendimiento no había aumentado nada. Al contrario. “Que me cambiaran las brocas” – me dijo resumiendo- “que éstas están viejas” Eso es lo que había pedido. Brocas nuevas. Pero su superior decidió que él tenía mucho mejor conocimiento del trabajo y del trabajador y no aceptó su opinión. La empresa perdió dinero, tiempo y mucha motivación de ese trabajador.

Pues bien, esto pasa en todos los niveles jerárquicos de las empresas. Es evidente que en un problema puntual, que requiere una solución en tiempo real, no podemos estar haciendo muestreo estadístico de la mejor solución. Hay que tomar una decisión en base a nuestros conocimientos (académicos y profesionales) y a nuestro criterio. Parte de nuestro sueldo consiste en eso, y no sólo en gestionar equipos de trabajo. Pero en muchas ocasiones, los directivos nos precipitamos en tomar algunas decisiones sin tener toda la información. Muchas veces, a medida que escalamos en la pirámide de jerarquía de la empresa, perdemos perspectiva de lo que realmente se hace en la base, y de cómo se hace.

Por eso, hay una herramienta que considero muy necesaria para la mejora continua de la productividad: el Brainstorming Global. Con esta palabreja al final lo que quiero decir es que pidamos opinión sobre cómo mejorar nuestra empresa a TODOS y CADA UNO de los estamentos de la empresa. Desde el conserje al presidente. Para ello debemos utilizar las líneas de comunicación de la empresa (no tiene sentido que un jefe se dedique a preguntar persona por persona sobre sus opiniones). Depende del sector de la empresa. Una buena manera de recoger esa información es a través de encuestas personales, da igual que sean en papel o formato electrónico, nominales o anónimas, incluidas en encuestas de clima laboral o independientes… Pero también puede ser de manera verbal en reuniones o a pie de tajo. Lo que nos importa es la información. Para mí, lo bueno de que no sean anónimas es que puedes contestar a todas, dando en primer lugar las gracias (fundamental) y en segundo lugar el razonamiento de la idea propuesta. Así verán que no han caído en “saco roto” si al final se descarta.

Como en toda tormenta de ideas, seguro que hay un 80% de ideas que se pueden desechar de primeras, un 15% que se desechan tras razonarlas, y un 5% de ideas válidas para adaptar al funcionamiento de la empresa. Fijaos. Por cada campaña un 5% de ideas para implantar. Hay empresas que contratan carísimos servicios externos de auditoría para conseguir menos. Y en este caso tenemos un beneficio doble: además de la idea en sí, estamos haciendo partícipes a todos los trabajadores del funcionamiento de la empresa. Esto aumenta la motivación y disminuye la crispación laboral, porque sabrán que si tienen una idea para mejorar en su puesto de trabajo, ahora la empresa ha puesto los medios para escucharles.